La Paz (Bolivia), 30 de marzo de 2010 Año I No. 13
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El internacionalismo de Cuba quiere decir curar enfermos en Bolivia
De sábado a sábado (91)
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Remberto Cárdenas Morales*
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El arte de gobernar con el pueblo
Martha Harnecker
“Hay que tomar en cuenta la crítica pública, conviene y ayudaría al proceso”
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Repensar el modelo de producción y descentralización: el camino al socialismo del siglo XXI
Katerín Brieger
La reforma sanitaria de Estados Unidos
Fidel Castro Ruz
Marzo 24 de 2010
Chile lanza dardos envenenados contra Cuba,
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Cuba, Israel y la doble moral
Breno Altman
Obama y la subversión en Cuba
Carlos FAZIO (Diario La Jornada)
Demonizar a Cuba
Enrique Ubieta Gómez (Rebelión)
A los partidos y organizaciones políticas amigas
Departamento de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Cuba
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Cubaminrex-Juventud Rebelde---------- o ----------
El internacionalismo de Cuba quiere decir curar enfermos en Bolivia
Bolivia hasta el 2015, y como parte de los cambios actuales, al menos se aproximará, en salud y en educación, a las metas del milenio establecidas por la Organización de las Naciones Unidas.
Los programas de salud, que en nuestro país ejecutan médicos y paramédicos cubanos (y algunos venezolanos y bolivianos), nos ayudan a salir de esa realidad de médicos sin enfermos y enfermos sin médicos en nuestro país. Hablamos de la “Operación milagro” dentro de la que se opera de la vista a compatriotas y hermanos de países vecinos; del programa de atención en salud en hospitales de segundo nivel y en otros consultorios en varios lugares de Bolivia (capitales de provincia y el campo, especialmente); nos referimos a la Brigada Médica “Moto Méndez” que atiende a la población con cualidades especiales, la mayoría de los que antes no recibió una atención de veras especializada, como ocurre ahora.
Sobre la educación en Bolivia, en este espacio sólo adelantamos que aquí, en 2015, no habrá analfabetos. Y, muchos de los iletrados que fueron liberados de esa lacra, seguirán estudios para lograr el bachillerato e incluso para continuar estudios superiores (incluidos los universitarios). Hasta este 30 de marzo (2010) son 133.000 las personas inscritas en el programa de postalfabetización: “Yo sí puedo seguir”. Esas tareas que ya implican mayor desarrollo humano, educativo y cultural, es algo que no hubiéramos conseguido sin el proceso de cambios que vivimos y/o protagonizamos y, sobre todo, sin el apoyo cubano y venezolano. Para tenerlo presente ofrecemos cifras demostrativas de la actividad de la Brigada Médica en Bolivia, durante su permanencia aquí:
—35.800.000 de consultas médicas en hospitales y comunidades
—32.300 vidas salvadas
—502.700 personas operadas de la vista.
Esos datos de la cooperación médica cubana, en los cuatro años que está en esta tierra por la que luchó y murió el Che, hablan por sí mismos de la magnitud de aquella labor. Eso quiere decir ahorro familiar, una especie de ingresos indirectos. Esos programas curan enfermos, especialmente, a los que por falta de recursos económicos viven sin atención en salud. Asimismo, esos médicos y paramédicos salvan vidas, lo que es una realidad que la conocen antes que nadie los beneficiarios. Los que han recuperado la capacidad visual y otras molestias, luego de las operaciones de los ojos, comprenden como el que más lo acertado del nombre del programa: “Operación milagro”. La población con cualidades especiales (hasta ahora parcialmente atendida pero que lo será en su totalidad), ya ha recibido sillas, muletas y otros instrumentos ortopédicos; innumerables de esos compatriotas disfrutan del alivio conseguido luego de recibir aquella atención médica especializada.
A las tareas, específicamente médicas de aquella brigada cubana, los galenos del país caribeño suman otra formativa y académica: imparten clases teóricas y prácticas a estudiantes bolivianos de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELM) que estudian en el cuarto curso de aquella Escuela, y que para conocer directamente las enfermedades endémicas y más frecuentes (y las que no lo son) de Bolivia y para curar enfermos de nuestra comunidad o residentes en ésta, concluyen sus estudios desde hace más de un mes en suelo patrio. No todos los 5.000 estudiantes vendrán de inmediato, pero los que acaben su formación médica aquí, adelantarán su servicio a nuestro pueblo, al mismo tiempo completarán su aprendizaje de las destrezas y de las ciencias medicas.
La yapa, crecida en este caso, de los médicos cubanos la reciben los bolivianos que sufren todavía las consecuencias de los desastres provocados por la naturaleza. Los que perdieron sus casas en barrios paceños y de otros lugares recibieron atención, de día y de noche, de médicos voluntarios caribeños. Esos hermanos también viven agradecidos por la asistencia médica cubana en Bolivia.
Otro elemento a tomarse en cuenta: los brigadistas bolivianos, todos médicos jóvenes, que comparten tareas con sus colegas en Haití, son los que siguen el ejemplo de los cubanos que curan enfermos en varios países del mundo y en nuestro país.
Esas tareas que despliegan los médicos y paramédicos cubanos en Bolivia, así como los que dirigen la alfabetización y la postalfabetización, materializan el internacionalismo del pueblo cubano y de su revolución.
Esa es la colaboración sin cálculos individualistas. Esa es la fraternidad que practica un pueblo formado dentro de relaciones económicas y sociales socialistas. Así es el hombre y la mujer nuevos sobre los que escribió el Che, como uno de los frutos maduros de la Revolución Cubana.
Estas últimas semanas en las que otra vez se parlotea sobre la presunta violación de los derechos humanos en Cuba, en rigor se miente, sobre todo los beneficiarios directos e indirectos de la actividad médica de los cubanos en Bolivia entienden, sin dudas de por medio, que con la ejecución de los programas de salud de la Brigada Médica Cubana se realizan aquí dos derechos humanos, tan esenciales como otros: el de salud y el de educación. Con estos servicios —recordamos— cuentan los cubanos en su país, cuya eficiencia y gratuidad (como en Bolivia) son un ejemplo de alcance internacional.
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