martes, 5 de octubre de 2010

Voz 10

La Paz (Bolivia), 9 de marzo de 2010                Año I                 No. 10
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Cien años de luchas y de victorias de las mujeres

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Remberto Cárdenas Morales*

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Demandan visas humanitarias para esposas de los Cinco

Envían, Los Cinco, mensaje a las mujeres cubanas

Estudiantes bolivianos de medicina en Cuba continúan su carrera en Bolivia
Movimiento Boliviano de Solidaridad con Cuba

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Cien años de luchas y de victorias de las mujeres

El 8 de marzo de este año, ayer, se han celebrado en el mundo, los 100 años de haberse instituido el Día Internacional de la Mujer, por decisión de dirigentas de la Internacional Socialista, encabezadas por Clara Zetkin.

Día Internacional de la Mujer, en homenaje a las mujeres inmoladas en una fábrica de tejidos estadounidense. Esas mujeres, desde sus centros laborales, lucharon como tantas otras en el mundo por mejores condiciones de vida y de trabajo, específicamente y entre otros, por salarios para vivir bien y por la jornada laboral de 8 horas porque sobre todo en las empresas capitalistas las mujeres eran obligadas a trabajar más de ese tiempo, es decir, de 10 y 14 horas por día.

En estos 100 años de lucha, las mujeres, cada vez más compartieron “la misma trinchera y por la misma esperanza” con los hombres, jornadas en las que, además de conseguir el respeto y el ejercicio de los derechos laborales y humanos para todos, han conquistado los específicos de ellas, por lo que es necesario destacar que esa conquista no fue ningún obsequio ni del sistema capitalista ni de los empresarios.

En unos países más que en otros, los derechos humanos de las tres generaciones
incorporados en la Declaración Universal (1948) y, en los otros convenios, como el de San José de Costa Rica de (1969), se encuentran aquellos derechos específicos de las mujeres. Sin embargo, varios de esos derechos son apenas una proclama y/o se los burla deliberadamente o el empobrecimiento de nuestros países (del llamado Tercer Mundo), impiden que una parte considerable de esos derechos permanezcan sólo en la letra de aquellas declaraciones y convenios.

En los 100 años de vigencia del Día Internacional de la Mujer, asimismo, se realizan de manera creciente los derechos de las mujeres de nuestra América. Constatamos, sin embargo, que en esta región son dispares las conquistas femeninas. Incluso en países desarrollados, debido a las relaciones capitalistas de explotación y de opresión (EE. UU. y Canadá, especialmente), las mujeres siguen luchando para que se les pague como a los hombres por trabajos similares que realizan, es decir, porque allí de veras se pague un salario igual por trabajo igual a mujeres y hombres.

Aunque hay avances notorios, en Méjico, las inmigrantes centroamericanas, además de realizar actividades subalternas que las lugareñas rechazan, viven despojadas de ciertos derechos que sí son reconocidos para las dueñas de casa: estabilidad laboral, vacaciones, salarios regulares, descanso materno, lactancia, etc.

En Brasil y Argentina, la mayoría son mujeres las que trabajan en talleres parecidos a los de la Revolución Industrial europea: hacinadas, sin descanso dominical, con jornadas superiores a las 10 horas, mal comidas, mal dormidas.

Esa realidad imperante en las economías capitalistas (dependientes y atrasadas), contrasta sustancialmente con lo que sucede en Cuba revolucionaria. En la tierra de Martí y Fidel, más allá de que se diga que no se respetan los derechos de unos disidentes que conspiran contra el socialismo casi siempre por encargo yanqui, las mujeres ejercen sus derechos, los generales y los específicos. No obstante, todavía quedan problemas por resolver allí, como la escasez de ciertas mercancías, como consecuencia del bloqueo económico, financiero y comercial que le impone Estados Unidos a la Isla liberada.

En Bolivia, entre los cambios a la vista, especialmente, se cuentan los derechos y beneficios a los que acceden las mujeres, como el bono Juana Azurduy, aunque el monto de aquél sea modesto, así como la alfabetización con el programa cubano “Yo sí puedo” que enseñó a leer y a escribir a 824.000 compatriotas, de los que la mayoría son mujeres. Es cierto que los derechos políticos, en la actual transición boliviana, son ejercidos de modo promisorio por mujeres, lo que también es el resultado de un prolongado y difícil accionar femenino.

En nuestro país y en innumerables lugares del mundo, la violencia contra las mujeres es una horrenda práctica cotidiana, a la que se debe enfrentar sistemáticamente con vistas a derrotarla. Por tanto, la lucha contra el denominado “feminicidio” debe ser una acción programática del proceso de cambios que vivimos y que protagonizamos en Bolivia.

Específicamente, aquí tenemos en cuenta las luchas emprendidas por Juana Azurduy de Padilla hasta lo que ahora aportan todos los días las campesinas, indígenas y trabajadoras de los más múltiples oficios.

En un momento de recuento de las luchas femeninas en el mundo y en nuestro país, desde el Movimiento de Solidaridad con Cuba, les mandamos abrazos fraternos a las compañeras de vida, de trabajo y de lucha. Y les saludamos con especial afecto a las esposas de los Cinco Héroes cubanos, presos políticos del imperio, las que padecen el injusto encierro de sus compañeros porque a ellas se les posterga o se les priva el derecho humano de visitar o al menos de comunicarse, vía telefónica, con los suyos injustamente detenidos, enjuiciados y
condenados.

A propósito de la libertad que le niegan a los Cinco Héroes cubanos, también de nuestros pueblos, y las visitas y/o comunicación que les niegan a sus esposas es pertinente citar a Mark Twain cuando dice que su país (EE.UU.) goza de tres dones: “libertad de expresión, libertad de conciencia y prudencia para no ejercer jamás ninguna de las dos”.

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