martes, 5 de octubre de 2010

Voz 11

La Paz (Bolivia), 16 de marzo de 2010                Año I                  No. 11
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En el socialismo cubano nadie se muere de hambre

De sábado a sábado (89)
Rechazo a “¡Patria o muerte…!” o desprecio al socialismo
Remberto Cárdenas Morales

La patria en la nueva doctrina militar de las Fuerzas Armadas
Palmiro Soria Saucedo

Declaración de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba

En defensa de Cuba
Red En Defensa de la Humanidad

“Día de la prensa cubana”

Manifiesto
II Encuentro Nacional por la Refundación de Honduras
Instalación de la Primera Asamblea Nacional Constituyente, Popular y Democrática

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En el socialismo cubano nadie se muere de hambre

En Bolivia despliega su labor sin límites una prensa mentirosa, comportamiento que también asumen otros medios de difusión. A nosotros nos parece que así cumplen su misión. La mayoría de ellos —es necesario subrayarlo— informan, opinan y analizan (poco) en defensa del sistema capitalista (con apoyo imperialista) y de los intereses egoístas de sus dueños. Son aparatos ideológicos que si acaso dejaran de comportarse de ése modo, sería como si renunciaran a ser lo que son, es decir, como si se suicidaran.

Tal es el comportamiento de La Razón de La Paz, sobre el que difundieron el rumor de que el nuevo dueño es (o era) amigo de Chávez y que por tanto iba a cambiar su línea informativa y la de opinión, pero al parecer ese anuncio fue para engañar a desprevenidos. Ayer lunes 15 publicó su editorial con el título: “Disidente en Cuba” en el que sugiere que Orlando Zapata Tamayo murió “de hambre”, que fue “prisionero” político debido a su disidencia y que su muerte es una “vergüenza” para el régimen castrista. Asimismo, entre otras cosas, insinúa que la vida de la gente parece importar poco o nada a la Revolución Cubana. Y omite, por ejemplo, el pesar por aquella muerte manifestado, en nombre del gobierno de la Isla liberada, por el Presidente cubano Raúl Castro Ruz.

Nosotros sostenemos que, todos los días, la mayoría de los medios de difusión en Bolivia censuran, se autocensuran, dicen medias verdades, manipulan y matan a la verdad o cuando menos lo intentan. Agregamos que esa tendencia se acentuará en la medida en que avance el actual proceso de cambios en el país.

En ese cauce, especialmente los dueños de esos medios de difusión reclaman la libertad de expresión como un derecho ilimitado, como no son los derechos en los países afiliados a la ONU. Precisamente el límite de la libre expresión es la responsabilidad, según normas internas y convenios internacionales que a la vez son leyes en nuestro país.

Como dispone la nueva Constitución Política boliviana, la información que entreguen los medios debe ser veraz y la opinión que propaguen tiene que ser responsable (Art. 107). Los papas Juan XXIII y Paulo VI, expresamente, señalaron que así debe ser la información y las opiniones, y el actual papa Benedicto XVI ha convocado a sus fieles a informar con ética.

Los editores de La Razón de La Paz, al menos en otro tiempo, se declararon católicos. Por ello debían asimilar los mensajes de sus pastores supremos. Pero aquello se muestra imposible, a juzgar por lo que difunden.

En el editorial que comentamos se asegura, con un implícito, que Zapata Tamayo murió de hambre, lo que no es lo mismo que decir la verdad: que ese deceso fue una consecuencia de dolencias agravadas y/o resultado de un ayuno de 85 días, y pese a los cuidados médicos. (Entendidos aseguran que es imposible que un cuerpo humano aguante una privación voluntaria de alimentos por tanto tiempo).

En Cuba el hambre no acaba con la vida de nadie, a pesar del bloqueo criminal de Estados Unidos que impide la importación de granos y de remedios desde aquel país del norte hacia la Isla rebelde. Esto último es guerra económica, financiera y comercial; realidad que la conocen los dueños de medios como La Razón y el o los redactores del editorial de referencia.

Esa nota, que resume el criterio de los propietarios de ese diario, aconseja que los cubanos resuelvan sus líos, como el provocado por la muerte de un reo rematado que, por lo que se sabe, fue reclutado por la contrarrevolución anticubana poco antes de su fallecimiento, para cuyos servicios se contrata mercenarios, es decir, a los que enfrentan a la Revolución Cubana a cambio de una paga. Ese consejo (dejen a los cubanos que soberanamente se ocupen de sus asuntos), que dejó aquí el Presidente de Uruguay, con palabras respetuosas, el diario de marras
no lo recoge porque se entromete en asuntos cubanos.

En cuanto a nosotros, buscamos explicar aquella lamentable muerte porque así nos sumamos a la defensa de la Revolución Cubana, tarea que la asumimos desde hace décadas porque cuando se trata de salir por los fueros del socialismo cubano, del sitio en el que estemos hacemos una trinchera. Esto también lo saben los dueños y los escribidores de La Razón.

Las realizaciones del socialismo cubano benefician a todo ese pueblo hermano. Socialismo que se construye con el esfuerzo de ese pueblo que demuestra heroísmo en sus labores cotidianas, en la colaboración suya en diversos países y en Bolivia (en salud y en educación) y también cuando hijos destacados suyos defienden la forma de vida que eligieron en libertad (como lo hicieron contra el terrorismo anticubano y como lo hacen ahora los Cinco héroes cubanos en las prisiones de Estados Unidos).

Los derechos colectivos que se materializan en Cuba socialista, quizá no entiendan los patrones y sus obedientes empleados, acaso por las limitaciones de la clase social a la que pertenecen y a la que sirven, así como por las ideas que asumen como propias.

Los dueños de La Razón y sus escribidores a sueldo (porque algunos lo hacen en contra de sus convicciones), jamás deben olvidar que las mentiras que difunden en contra de la Revolución Cubana son descubiertas por nuestro pueblo, por ejemplo, cuando los médicos de Cuba, aquí en Bolivia, salvan vidas, otro ejemplo que desmiente las afirmaciones, en verdad temerarias, del editorial de aquel matutino de ayer 15 de marzo.

En el socialismo cubano importa mucho más la vida de la gente (incluidos los disidentes que son contrarrevolucionarios), antes que los negocios especialmente en las empresas mixtas que allí existen. Aquel socialismo es para el buen vivir, como se dice ahora.

Opiniones como las de La Razón no cambian la vida de los cubanos, pero hacen daño, porque al menos pretenden desacreditar a la Revolución que sigue como ejemplo de los pueblos de nuestra América. Por ello la defendemos, también de las mentiras y de las opiniones ligeras de esa prensa despreciable.

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