domingo, 21 de noviembre de 2010

Voz 35

Voz
La Paz (Bolivia), 1 de septiembre de 2010                 Año I                          No. 35

Fidel: Cuando me gradué bachiller tenía una concepción marxista-leninista

“Las experiencias de mi vida universitaria me sirvieron para la laga y difícil lucha que emprendería poco tiempo después como martiano y revolucionario cubano. Mi pensamiento maduró aceleradamente. Apenas transcurridos tres años de graduación, asaltaba con mis compañeros de ideal la segunda plaza militar del país (Cuartel Moncada). Fue el inicio de la insurrección armada del pueblo de Cuba por su plena independencia y por la república de justicia soñada por Nuestro Héroe Nacional José Martí”, dice Fidel Castro en la introducción de su libro La victoria estratégica que da cuenta de los 74 días de combate de los barbudos en La Sierra Maestra con el que derrotaron a las Fuerzas Armadas al mando ntonces del dictador Fulgencio Batista.

Allí informa de que durante sus estudios en el ciclo primario sufrió hambre (lo que él creía que era apetito) en la familia empobrecida de una profesora con la que vivió. Agrega que esa realidad le sirvió para entender las condiciones socioeconómicas de Cuba de ese tiempo. cRefiere, asimismo, que a sus 11 años manifestó su primera rebeldía, en un internado de curas en el que estuvo internado, luego de compartir con aquella familia empobrecida, lugar del que fue
cambiado por su padre.

Fidel cuenta que entre la educación pública y privada de aquel período había marcadas diferencias en favor de la segunda. Él estuvo en colegios regentados por “hermanos de La Salle” y por padres jesuitas. Fue un alumno sobresaliente en los estudios y los deportes. Sin embargo, cuando constató que los deportes le consumían demasiado tiempo y muchas de sus energías, decide dedicarse mucho más a sus estudios y abandonar algunos de los deportes.

Sobre la educación en Cuba prerrevolucionaria de los años cuarenta del siglo XX, Fidel apunta en aquella introducción: “El hecho real es que las escuelas de élite lanzaban a la calle oleadas de bachilleres carentes de conocimientos políticos elementales”.

Y en la Universidad de La Habana (la única de Cuba en ese tiempo) emprende dos actividades indisolubles: sus estudios en la escuela de Derecho y su lucha por el liderazgo individual y colectivo desde el primer curso. Su pertenencia a esa casa de estudios profesionales le ayudó, también, a descubrir los intereses en pugna en una universidad que se destacaba, a pesar de todo.

Cuando ganó las elecciones, con lo que se constituyó en delegado estudiantil del primer curso de aquella carrera universitaria, afirma: “No tenía siquiera idea de los intereses que se movían alrededor de aquella Universidad”. Su vivencia en ella, sin embargo, le lleva a conocer la historia, y los aportes culturales y científicos de esa casa de estudios.

Para Fidel, la Universidad de La Habana fue su primera trinchera en la lucha política que sostiene con una consecuencia incomparable hasta ahora. Allí, cuando se definía martiano, teje relaciones con militantes del Partido Comunista y del Partido Ortodoxo. Recuerda el anticomunismo imperante esos años: los militantes comunistas, cuando eran descubiertos, o se los echaba del trabajo o se los ponía en listas negras, en Cuba y en otros países de Nuestra América, para hablar de lo más próximo y conocido. También por eso, de acuerdo a Fidel, los
militantes comunistas formaban círculos cerrados, por tanto, vivían y luchaban aislados.

En tanto, los militantes antiimperialistas en la Universidad de La Hababa eran no más de 60 en una población estudiantil de 12.000. En ese medio hostil, para lo que podemos denominar la izquierda universitaria de esas aulas, estudiaban y luchaban los que postulaban la liberación plena de la Mayor de las Antillas.

En ese ambiente universitario, asimismo, desarrollaron ideas y prácticas solidarias e internacionalistas, entre estudiantes y dirigentes como Fidel con exiliados, puertorriqueños y dominicanos, en La Habana.

Como para que tengamos claro que la historia revolucionaria arranca antes de Fidel y de su Ejército Rebelde, en aquella introducción deja escrito que “Entre los obreros industriales e intelectuales destacados, las ideas marxistas se abrían paso con más facilidad. Rubén Martínez Villena —agrega— murió joven, víctima de la tuberculosis, poco tiempo después de su más gloriosa obra, el derrocamiento de la tiranía machadista. Pero los prejuicios anticomunistas, emanados siempre de los sectores privilegiados y dominantes de la sociedad cubana, continuaron multiplicándose, desde los días brillantes en que Julio Antonio Mella creó la FEU (Federación Estudiantil Universitaria), y junto a Baliño —compañero de José Martí en su lucha por la independencia— fundó el primer Partido Comunista”.

A manera de oferta de una buenísima lectura, que se encuentra en La victoria estratégica, Fidel sostiene: “(…) sólo alguien que fuera conductor y jefe de aquella fuerza de combatientes bisoños podría responsabilizarse con una historia rigurosa de los acontecimientos en los 74 días de combate, en que desesperadamente los revolucionarios logramos destrozar los planes de las Fuerzas Armadas de entonces, asesoradas y equipadas por los Estados Unidos, y convertimos lo imposible en posible. No existe otra forma de honrar a los caídos en aquella gesta. De una contienda así no teníamos antecedentes en nuestra patria. Las gloriosas luchas por la independencia habían concluido casi medio siglo antes. Las armas, las comunicaciones, eran todas muy diferentes en otra época; no existían los tanques, los aviones, las bombas de hasta 500 kilogramos de TNT. Fue necesario comenzar de cero. Disponía ya desde que me gradué de bachiller, y a pesar de mi origen, de una concepción marxista-leninista de nuestra sociedad y una convicción profunda de la justicia”.

Un apunte final de esta nota que, entre otras, entregaremos a nuestros lectores sobre La victoria estratégica. El Comandante en Jefe de la Revolución Cubana nos deja como enseñanza, en aquella introducción, que un proceso revolucionario como el que dirigió y codirige requiere de una ideología avanzada, acaso porque sigue vigente la propuesta leninista: no hay acción revolucionaria sin teoría revolucionaria. Y a propósito de esta teoría y método, Fidel es marxista-leninista, martiano y bolivariano, como dijo de manera feliz una profesora cubana en un conversatorio sobre el pensamiento del Comandante en Jefe el 14 de agosto, aquí en La Paz, en homenaje del líder cubano, el que también es nuestro.

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