miércoles, 3 de noviembre de 2010

Voz 26

Voz
La Paz (Bolivia), 30 de mayo de 2010             Año I                          No. 26

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Libertad inmediata para los Cinco héroes cubanos, presos políticos del imperio

Tres mil toneladas de arroz boliviano para nuestros hermanos cubanos

De sábado a sábado (108)
Tierra, territorio y autogobierno para los indígenas en marcha hacia La Paz
Remberto Cárdenas Morales

La marcha triunfante
Yuri Aguilar Dávalos

La Fejuve de El Alto, el MST, el magisterio y otros sectores asalariados de clases medias apoyan la movilización de los originarios

Avanza la marcha indígena y se abren más grietas en el gobierno del MAS
Redacción Bolpress

Ley Electoral y minorías indígenas
Xavier Albó

Reflexiones del compañero Fidel
Saber la verdad a tiempo
Fidel Castro Ruz

El sol de justicia
Ricardo Alarcón de Quesada

Cepal: por cada adulto hay tres niños en la pobreza en Uruguay
Informe. Situación del país es de las más preocupantes de América Latina

Honduras: el golpe de Obama
Ángel Guerra Cabrera

Sobre el Comandante de Nuestra América: www.chebolivia.org

De la Redacción:
Las notas firmadas expresan los criterios de los autores.

Responsables de esta edición de Voz 26 (experimental):
Yuri Aguilar Dávalos y Remberto Cárdenas Morales.

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Tres mil toneladas de arroz boliviano
para nuestros hermanos cubanos

El gobierno democrático y popular, que generó el pueblo con su lucha de varias décadas, en nombre y por los bolivianos, acaba de hacer los primeros envíos de lo que serán tres mil toneladas de arroz, producido en nuestro país, para los hermanos cubanos de modo que enfrenten, así sea parcialmente, la carencia de aquel grano en Cuba debido a desastres provocados por un huracán en 2008.

Si este gesto de los bolivianos se lee como una expresión de la reciprocidad aymara merece nuestra aprobación, aunque no sea equivalente con la ayuda de los cubanos en salud y educación, la que en dinero es mucho más que el arroz lo que, es cierto, no va a cambio. Además, se estima que la actividad de la Brigada Médica Cubana en Bolivia, durante más de cuatro años, significa al menos 52 millones de dólares, los que no suman los gastos por la construcción de 43 hospitales, en los que colaboran aquellos brigadistas, ni por la compra de
los equipos médicos.

Se sabe que entre pueblos hermanos intercambian servicios o bienes, aunque haya desbalance entre ellos, porque la cooperación —material en este caso— procede de lo que tienen nuestros pueblos y países para su alimentación y no corresponde a lo que les sobra.

Resulta pertinente esta precisión porque no faltan, aunque son pocos, los que observan aquella donación boliviana a Cuba socialista ahora que entre nosotros faltan alimentos, lo que podría acentuarse debido a la sequía que ya afecta a varias regiones bolivianas. Más todavía: unos señalan que es muy poco lo que se obsequia al pueblo cubano y otros que ni siquiera se les debió conceder esa escasa cantidad de arroz.

Entre los pueblos de Nuestra América y de otros del llamado Tercer Mundo son diversos los ejemplos de ayuda material, además de la solidaridad política. Ésta con frecuencia es más intensa o la única debido a las carencias económicas de muchos países, empero, aquéllas tampoco impiden la donación de víveres, sobre todo para paliar los efectos de los desastres naturales, la que llega con más puntualidad a los países afectados y no tan atrasada como la nuestra a los cubanos.

Tenemos a la vista que los cubanos fueron los primeros en mandar a Haití una brigada médica para que curen a heridos y enfermos haitianos, víctimas del terremoto de enero de este año, ayuda gratuita, como toda labor profesional de los médicos cubanos en 70 países, con más necesidades en el mundo. (50 médicos bolivianos jóvenes, formados en Cuba, integraron aquella brigada de los cubanos en Haití).

La Revolución Bolivariana de Venezuela condonó todo lo que le adeudada Haití, azotado por aquel terremoto que acabó con la vida de más de 200.000 personas; país hermano que fue el primero en derrotar, al colonialismo francés, los primeros años del siglo XIX.

Aunque parezca lejano vale la pena recordar que la que fue Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), luego de la victoria de Vietnam sobre los invasores yanquis, con el apoyo entusiasta de su pueblo, comunicó a los vietnamitas que ellos nada le debían a los soviéticos por material bélico para esa guerra y por alimentación, especialmente.

Fidel, cuando ya había empezado el accionar golpista contra el gobierno de Allende y la Unidad Popular, dijo que los cubanos estaban dispuestos a entregar su propia sangre, de ser necesaria, al pueblo chileno y su revolución que seguía una “vía pacífica” o “no armada”. En ese tiempo, con seguridad, los cubanos no entregaron a los chilenos una parte de lo que les sobraba sino una parte de lo que necesitaban, pero que lo compartían con sus hermanos de clase y de pueblo. Y todo más allá de las evidentes coincidencias ideológicas y políticas.

La reciprocidad aymara aconseja que el intercambio de obsequios, grandes o pequeños, debe ser en cantidades similares e incluso el que devuelve el regalo (reciprocidad) lo hace en una mayor cantidad y nunca en una proporción inferior a la recibida. Mas, es cierto que principios y prácticas benéficos, son de difícil materialización.

El tema que comentamos, sin embargo, muestra que los bolivianos empezamos a practicar la solidaridad como una expresión de la reciprocidad aymara, aunque demorada y modesta, pero de algún modo se comienza, añadimos como para tranquilizar nuestras conciencias.

Los cubanos en Bolivia, ligados indisolublemente con los bolivianos por el Che y los otros combatientes cubanos y de otros países que integraron el Ejército de Liberación Nacional, jefaturizado del Comandante de América en Ñancahuasu (1967), han dicho tantas veces, y especialmente el embajador Rafael Dausá, que lo único que quieren llevar a Cuba, a su retorno, es la gratitud del pueblo boliviano por lo que hacen aquí en favor del desarrollo humano (salud y educación, especialmente), lo que nos aproximará a las metas del milenio planeadas por la
ONU.

Más allá del arroz regalado a los hermanos cubanos y sin considerar la cantidad, es más fuerte lo que nos une: vínculos ideológicos, políticos, fraternales. Nos unen, indisolublemente, relaciones entre compañeros que asumen la misma causa, entre camadas que son más que hermanos, como dice Pablo Neruda, el máximo poeta de nuestros pueblos.

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