sábado, 12 de febrero de 2011

Voz 54

Voz
La Paz (Bolivia), 12 de febrero de 2011          Año I          No. 54

Libertad inmediata para los Cinco héroes cubanos, presos políticos del imperio

Índice
Payasadas de Guillermo Fariñas en Cuba por las que espera el Nobel de la Paz
Reflexiones del compañero Fidel
La Rebelión Revolucionaria en Egipto
Fidel Castro Ruz
Hacia el fortalecimiento del socialismo”
Fernando Martínez Heredia | La Jiribilla

Sobre el Comandante de Nuestra América: www.chebolivia.org
De la Redacción:
Las notas firmadas expresan los criterios de los autores.
Responsables de esta edición de Voz 54: 
Yuri Aguilar Dávalos
y Remberto Cárdenas Morales




Payasadas de Guillermo Fariñas en Cuba por las que espera el Nobel de la Paz
En el anterior número de Voz (53) entregamos a nuestros lectores una nota en la que se mostraba una verdadera payasada de Guillermo Fariñas, cuyo autor la relató así:
Resumamos el procedimiento: un individuo que recibe, anualmente, miles de dólares del gobierno de EE.UU., de la extrema derecha de Miami y de la Unión Europea, provoca un incidente para ser detenido; previamente ha pactado con medios internacionales la cobertura informativa de un suceso sin relevancia que, en la práctica, aparta de la actualidad informativa verdaderos dramas sociales en otros lugares del mundo. Los medios, a su vez, sólo recogen la versión del protagonista, e ignoran la del resto de testigos. Y poderosas organizaciones internacionales, también financiadas por empresas y gobiernos, condenan al gobierno cubano en nombre de una supuesta “sociedad civil”.
Continúa: Fariñas reconocía que el trato policial en el arresto fue correcto, aunque daba una explicación sobre la que sobran los comentarios: "No les conviene hacerme un daño que implique mi ingreso en un hospital, porque eso podría contribuir a (que me dieran) un Premio Nobel de la Paz".
Y añadía: “Todo esto ocurre porque el gobierno tiene miedo de que haya un estallido social y que nosotros seamos capaces de canalizarlo”. No hay más que ver el poder de convocatoria de éste y de otros actos de la llamada “disidencia” cubana, en los que siempre hay más periodistas extranjeros que manifestantes, para entender el miedo que debe tener el gobierno cubano a un estallido social.
Más todavía: El show de Guillermo Fariñas contaba de antemano con la participación de la famosa bloguera Yoani Sánchez, encargada de amplificar los incidentes a través de Internet y de los medios internacionales. Allí, llegaba a comparar la situación de Cuba ¡con la de Egipto! Habría que recordar a Yoani Sánchez que ninguna de las más de cien personas asesinadas por la policía en Egipto había tenido el privilegio de recibir, como ella, en solo 3 años, 250.000 dólares de grandes empresas de comunicación y fundaciones políticas internacionales, así como una cantidad indeterminada del gobierno de EE.UU.
De acuerdo a lo dicho en la nota de la que tomamos aquellos fragmentos, una familia (por lo que se advierte en coordinación con Fariñas), tomó un consultorio médico en un barrio de Villa Clara para vivir en él, con el argumento de que carecía de vivienda.
Fariñas fue a respaldar aquella acción de esa familia carente, supuestamente, de vivienda.
La médica explicó que ella, con el personal médico y paramédico de aquel puesto, propuso dialogar y hacer gestiones ante las autoridades pertinentes para que sea atendida la demanda de esa familia.
Ante aquel comportamiento de los médicos, Fariñas, como quien muestra que aquel “movimiento” es suyo, junto con los ocupantes ilegales del consultorio, bloqueó la salida del vehículo de la médica y pidió a ésta que lo apresen.
Más o menos 200 personas, de manera espontánea, dice aquella nota, llegó para apoyar a la médica y ante ese respaldo y para evitar mayores incidentes la policía cubana apresó a Fariñas por corto tiempo y luego fue puesto en libertad, como aquél reconoce.
Los medios de difusión, en una clara campaña anticubana; la Sociedad Interamericana de la Prensa, en su vieja labor contrarrevolucionaria; los Reporteros sin Fronteras, con apoyo de Estados Unidos y que respalda causas contrarias al verdadero pueblo se encargaron de amplificar lo que para nosotros fue una payasada de Fariñas, un delincuente prontuariado al que presentan como disidente del régimen revolucionario cubano.
Aquellos medios, de los que no debemos esperar otra cosas, se encargaron de difundir, de acuerdo a la nota en la que nos apoyamos, que miembros de la disidencia cubana “Han sido víctimas de la represión de la policía política”; “(la policía utiliza) mucha violencia física y verbal, pero sin dejar pruebas legales de lo ocurrido”; “esta semana, en la provincia de Villa Clara, ha habido mucha represión”.
Comentamos esa payasada de Fariñas como un ejemplo de la campaña contraria a la Revolución Cubana y al pueblo hermano de la Mayor de las Antillas.
Uno de los propósitos nuestros es, además, alertar a los que organizamos la solidaridad con Cuba en Bolivia, de modo que evitemos perdernos ante payasadas como aquella de Fariñas que aspira nada menos que al Premio Nobel de la Paz al que, hasta donde estamos informados, no es candidato pero es bueno que estemos avisados al menos para informar con veracidad sobre aquel delincuente que muestra tener desmedidas aspiraciones, aunque sea a costa de ocasionar daño a Cuba y la Revolución.
Para los editores de este boletín, si algo evidencia aquel supuesto “disidente” es que no merece aquel premio el que, sensiblemente, sirvió para premiar a dirigentes de acciones antipopulares y contrarevolucionarias. Esta vez esperemos que Fariñas ni siquiera sea puesto en la lista de los candidatos al Premio Nobel de la Paz porque lo desacreditaría.

Reflexiones del compañero Fidel
La Rebelión Revolucionaria en Egipto
Dije hace varios días que la suerte de Mubarak estaba echada y ni  siquiera Obama podía salvarlo.
El mundo conoce lo que sucede en el Medio Oriente. Las noticias circulan a velocidad pasmosa. Apenas alcanza el tiempo a los políticos para leer los despachos que van llegando hora por hora. Todos están conscientes de la importancia de lo que allí ocurre.
Tras 18 días de duro batallar, el pueblo egipcio logró un importante objetivo: derrocar al principal aliado de Estados Unidos en el seno de los países árabes. Mubarak oprimía y saqueaba a su propio pueblo, era  enemigo de los palestinos y cómplice de Israel, la sexta potencia  nuclear del planeta, asociada al grupo belicoso de la OTAN.
Las Fuerzas Armadas de Egipto, bajo la dirección de Gamal Abdel Nasser, habían lanzado por la borda a un Rey sumiso y creado la  República que, con el apoyo de la URSS, defendió su Patria de la  invasión franco-británica e israelita en 1956, y preservó la posesión  del Canal de Suez y la independencia de su milenaria nación.
Egipto poseía por ello elevado prestigio en el Tercer Mundo. Nasser era conocido como uno de los líderes más destacados del Movimiento de Países No Alineados, en cuya creación participó junto a otros conocidos dirigentes de Asia, África y Oceanía que luchaban por la  liberación nacional y la independencia política y económica de las  antiguas colonias.
Egipto gozó siempre del apoyo y el respeto de dicha organización  internacional que agrupa a más de cien países. En este momento, precisamente, ese hermano país preside el Movimiento por el período de tres años que le corresponde; y el apoyo de muchos de sus miembros a la lucha que hoy libra su pueblo no se hará esperar.
¿Qué significaron los Acuerdos de Camp David, y por qué el pueblo heroico de Palestina defiende tan arduamente sus derechos más vitales?
En Camp David —con la mediación del entonces presidente de Estados Unidos Jimmy Carter—, el mandatario de Egipto Anwar el-Sadat y el Primer Ministro israelí Menahem Begin, firmaron los famosos acuerdos  entre Egipto e Israel.
Se cuenta que sostuvieron conversaciones secretas durante 12 días, y  el 17 de septiembre de 1978 firmaron dos acuerdos importantes: uno referido a la paz entre Egipto e Israel; y otro relacionado con la creación de un territorio autónomo en la Franja de Gaza y Cisjordania, donde el-Sadat pensaba —e Israel conocía y compartía la idea— que  sería la sede del Estado palestino, cuya existencia, así como la del  Estado de Israel, la Organización de Naciones Unidas acordó el 29 de  noviembre de 1947, en el mandato británico de Palestina.
Tras conversaciones arduas y complejas, Israel aceptó retirar sus tropas del territorio egipcio del Sinaí, aunque rechazó categóricamente la participación en aquellas negociaciones de paz de  la representación de Palestina.
Como producto del primer acuerdo, en el plazo de un año, Israel reintegró a Egipto el territorio del Sinaí ocupado en una de las guerras árabe-israelíes.
En virtud del segundo, ambas partes se comprometían a negociar la creación del régimen autónomo en Cisjordania y la Franja de Gaza. La primera, comprendía un territorio de 5.640 kilómetros cuadrados y 2,1 millones de habitantes; y la segunda, 360 kilómetros cuadrados y 1,5 millones de habitantes.
Los países árabes se indignaron con aquel acuerdo en que, a su juicio, Egipto no defendió con suficiente energía y firmeza un Estado Palestino, cuyo derecho a existir había sido centro de las luchas libradas durante décadas por los estados árabes.
A tal extremo de indignación llegó la reacción de los mismos, que muchos rompieron relaciones con Egipto. De esa forma, la Resolución de Naciones Unidas de noviembre de 1947, fue borrada del mapa. El ente autónomo jamás se creó y así se privaba a los palestinos del derecho a existir como estado independiente, de lo cual se deriva la interminable tragedia que se vive y que debió resolverse hace más de tres décadas.
La población árabe de Palestina es víctima de acciones genocidas; las tierras les son arrebatadas o privadas de agua en aquellas áreas semidesérticas y las viviendas destruidas con pesados martillos. En la Franja de Gaza, un millón y medio de personas son sistemáticamente atacadas con proyectiles explosivos, fósforo vivo y las conocidas granadas cazabobos. El territorio de la Franja está bloqueado por mar y por tierra. ¿Por qué se habla tanto de los acuerdos de Camp David y no se menciona a Palestina?
Estados Unidos suministra los más modernos y sofisticados armamentos a Israel por valor de miles de millones de dólares cada año. Egipto, un país árabe, fue convertido en el segundo receptor de armas norteamericanas. ¿Para luchar contra quién? ¿Contra otro país árabe? ¿Contra el propio pueblo egipcio?
Cuando la población demandaba respeto a sus derechos más elementales y la renuncia de un presidente cuya política consistía en explotar y saquear a su propio pueblo, las fuerzas represivas entrenadas por Estados Unidos no vacilaron en disparar contra ella, matando cientos de personas e hiriendo a miles.
Cuando el pueblo egipcio esperaba explicaciones del Gobierno de su propio país, las respuestas venían de altos funcionarios de los órganos de inteligencia o del gobierno de Estados Unidos, sin respeto alguno para los funcionarios egipcios.
¿Es que acaso los dirigentes de Estados Unidos y sus órganos de inteligencia no conocían una sola palabra de los colosales robos del gobierno de Mubarak?
Antes de que el pueblo protestara en masa desde la Plaza Tahrir, ni los funcionarios del gobierno, ni los órganos de inteligencia de Estados Unidos decían una sola palabra de los privilegios y robos descarados de miles de millones dólares.
Sería un error imaginar que el movimiento popular revolucionario en Egipto obedece teóricamente a una reacción contra las violaciones a sus derechos más elementales. Los pueblos no desafían la represión y la muerte ni permanecen noches enteras protestando con energía por cuestiones simplemente formales. Lo hacen cuando sus derechos legales y materiales son sacrificados sin piedad a las exigencias insaciables de políticos corruptos y de los círculos nacionales e internacionales que saquean el país.
El índice de pobreza afectaba ya a la inmensa mayoría de un pueblo combativo, joven y patriótico, agredido en su dignidad, su cultura y sus creencias.
¿Cómo podrían conciliarse la elevación imparable de los precios de los alimentos con las decenas de miles de millones de dólares que se atribuyen al presidente Mubarak, y a los sectores privilegiados del gobierno y de la sociedad?
No basta ahora que se conozca a cuánto ascienden, hay que exigir que sean devueltos al país.
Obama está afectado por los acontecimientos egipcios, actúa o parece actuar como dueño del planeta. Lo de Egipto pareciera ser un asunto suyo. No para de hablar por teléfono con los líderes de otros países.
La agencia EFE, por ejemplo, informa: “…habló con el primer ministro británico, David Cameron; el rey Abdalá II de Jordania, y con el primer ministro turco, el islamista moderado Recep Tayyip Erdogan.”
“…el gobernante de EE.UU. valoró el ‘cambio histórico’ que han impulsado los egipcios y reafirmó su admiración por sus esfuerzos…”.
La principal agencia de información norteamericana AP, transmite razonamientos dignos de atención:
“Estados Unidos solicita gobernantes en el Medio Oriente de inclinación occidental, amistosos con Israel y dispuestos a cooperar en la lucha contra el extremismo islámico al tiempo que protejan los derechos humanos.”
“…Barack Obama ha planteado una lista de requisitos ideales imposibles de satisfacer tras la caída de dos aliados de Washington en Egipto y Túnez en revueltas populares que, según expertos, se propagarán en la región.”
“No existe prospecto con ese currículo de ensueño y es muy difícil que aparezca uno pronto. En parte se debe a que en los últimos 40 años, Estados Unidos sacrificó los ideales nobles de los derechos humanos, que tanto propugna, a cambio de la estabilidad, la continuidad y el petróleo en una de las regiones más volátiles del mundo.”
“‘Egipto no volverá a ser el mismo’, dijo Obama el viernes después de que celebrara la salida de Hosni Mubarak.”
“Mediante sus protestas pacíficas, dijo Obama, los egipcios ‘transformaron su país y al mundo’.
“Aun cuando persiste el nerviosismo entre varios gobiernos árabes, las elites afianzadas en Egipto y Túnez no han dado señales de que estén dispuestas a ceder poder ni la vasta influencia económica que han tenido.”
“El gobierno de Obama ha insistido en que el cambio no debía ser de ‘personalidades’. El gobierno estadounidense fijó esta postura desde que el presidente Zine El Abidine Ben Ali huyó en enero de Túnez, un día después de que la secretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton, advirtiera a los gobernantes árabes en un discurso en Qatar que sin una reforma las cimientes de sus países ’se hundirían en la arena’.”
La gente no se muestra muy dócil en la Plaza Tahrir.
Europa Press narra:
“Miles de manifestantes han llegado a la plaza de Tahrir, el epicentro de las movilizaciones que provocaron la renuncia del presidente del país, Hosni Mubarak, para reforzar a los que continúan en ese emplazamiento a pesar del intento de la Policía militar de desalojarles, según ha informado la cadena británica BBC.
“El corresponsal de la BBC destacado en la céntrica plaza cairota ha asegurado que el Ejército se está mostrando indeciso ante la llegada de nuevos manifestantes…”
“El ‘núcleo duro’ [...] está situado en una de las esquinas de la plaza. [...] han decidido permanecer en Tahrir [...] para asegurarse de que se cumplen todas sus reclamaciones.”
Con independencia de lo que ocurra en Egipto, uno de los problemas más graves que enfrenta el imperialismo en este instante es el déficit de cereales que analicé en la Reflexión del 19 de enero.
Estados Unidos emplea una parte importante del maíz que cultiva y un alto índice de su cosecha de soya a la producción de biocombustibles. Europa por su parte, emplea millones de hectáreas de tierra con ese propósito.
Por otro lado, como consecuencia del cambio climático originado fundamentalmente por los países desarrollados y ricos, se está creando un déficit de agua dulce y alimentos incompatible con el crecimiento de la población, a un ritmo que la conduciría a 9 mil millones de habitantes en apenas 30 años, sin que la Organización de Naciones Unidas y los gobiernos más influyentes del planeta, después de las de fraudantes reuniones de Copenhague y Cancún, hayan advertido e informado al mundo de esa situación.
Apoyamos al pueblo egipcio y su valiente lucha por sus derechos políticos y la justicia social.
No estamos contra el pueblo de Israel, estamos contra el genocidio del pueblo palestino y a favor de su derecho a un Estado independiente.
No estamos a favor de la guerra, sino en favor de la paz entre todos los pueblos.
Fidel Castro Ruz
Febrero 13 de 2011


Hacia el fortalecimiento del socialismo”
Fernando Martínez Heredia | La Jiribilla
"Cada uno debe dar en esta hora todo lo que pueda con su trabajo, desde lo que le sea más factible, y en mi modesto tamaño participo en uno de los desafíos de hoy: tenemos una escandalosa necesidad de ideas." Palabras del investigador y ensayista Fernando Martínez Heredia, en la inauguración de la XX Feria Internacional del Libro de La Habana, que se dedica a su obra y la del escritor Jaime Sarusky .
Compañero Esteban Lazo, invitados latinoamericanos y de otras regiones; compañeras y compañeros, dirigentes, intelectuales, artistas y demás invitados.
Frente a un honor tan grande como éste, es inevitable reunir en una síntesis muy apretada el agradecimiento, el recuento de mi trayectoria vital, las motivaciones, el contenido y los objetivos de mi trabajo intelectual, el sentido social que le veo al hecho que me proyecta hoy ante mis conciudadanos y mi posición ante el presente y el futuro de la sociedad cubana.
Nací en un pequeño pueblo del centro de la isla, Yaguajay, y he vivido la mayor parte de mi vida en La Habana, pero me hizo feliz que fuera en Santiago de Cuba donde supe que nos dedicarían esta Feria del Libro a mi querido Jaime Sarusky y a mí. Fue muy grande la emoción, aunque mi madre nos enseñó a no mostrarlas mucho.
He recorrido un camino muy largo desde los lejanos días de mi niñez, cuando perseguía toda hoja de papel impreso que veía. Ayunos de escuela, mis padres habían conquistado a lo largo de la vida un lugar social desahogado que les permitía cumplir uno de los mayores y antiguos anhelos de las familias de Cuba: que los hijos estudiaran. Por eso pude encontrar una extraordinaria primera maestra: la maestra de la escuela pública. Desde entonces y hasta hoy he vivido enamorado de la lectura y he gozado la poesía, la prosa de todos los géneros, la historia y los periódicos.
Adolescente recibí el impacto mayor de mi vida, la insurrección que trataba de convertirse en Revolución cubana, y me sumé a ella, que modeló la persona que soy. Dentro de esa Revolución he seguido hasta hoy. Me ha enseñado a luchar y pensar por la libertad y la justicia social, sin concesiones, y me fue cambiando en el curso de su proceso de cambiar el país, la vida de la gente, las ideas y los sentimientos. No puedo separar una “vida privada” de esa vida en la Revolución, y por esta he regido mis decisiones siempre que ha sido necesario.
Vine a La Habana a ser universitario, estudiar en aulas y bibliotecas, conocer las teorías y las técnicas de la Ciencia Social y del Derecho, y aproveché para entrar a saco en el mundo del intelecto y la sensibilidad. Devoré la literatura, conocí el teatro y las artes plásticas, asistí a conciertos, ví un nuevo cine; pero en todos los momentos de aquellos años simultaneaba con las más variadas tareas de la Revolución. Por ejemplo, en febrero del 61 estudiaba artillería en esta fortaleza
Causas y azares me llevaron a la filosofía marxista y enseguida la amé sin saber la marca que me dejaría. Como en tantos otros terrenos, la revolución exigía, con sus hechos y sus retos, unas ideas y unos procedimientos que todavía no existían, y a esa tarea nos lanzamos los jóvenes del Departamento de Filosofía y de la revista Pensamiento Crítico. Cada terreno de labores tenía su complejidad: la de este atañía a las ideas que debía abrazar y desarrollar la revolución socialista de liberación nacional cubana, la primera autóctona y anticolonial de América y de Occidente. Era un campo de disyuntivas y, por tanto, de aguda polémica. Fuimos parte de la gran herejía cubana, pensamos e hicimos con total entrega a esa causa y asumimos las consecuencias.
Desde entonces y hasta hoy me he dedicado a la investigación de los procesos de nuestra revolución y de la historia nacional y a los de América Latina —la región que me es entrañable, y que he estudiado y recorrido de la mano de los movimientos populares—, del internacionalismo cubano y de los magníficos pensadores sociales de este continente. Por ese camino y con muchas ayudas me he ido formando como investigador. Desde 1986 comencé a ofrecer productos de mis labores en esos campos y en cuestiones teóricas, y criterios acerca del proceso que vivimos las cubanas y los cubanos.
Cuando recibí la honrosa distinción que me trae aquí, no sabía que pasaría medio año en función de la Feria, en una suerte de maratón intelectual al que me lanzó la generosidad del Instituto Cubano del Libro. Pero me satisface mucho sumarme con ese trabajo a la función social que tiene este homenaje, que es para mí lo más importante. Cada uno debe dar en esta hora todo lo que pueda con su trabajo, desde lo que le sea más factible, y en mi modesto tamaño participo en uno de los desafíos de hoy: tenemos una escandalosa necesidad de ideas.
Soy uno más entre los millones de cubanos que están discutiendo, con pasión y rigor a la vez, problemas y definiciones fundamentales que trascienden con mucho al contenido de un documento. El nivel general de conciencia política, prácticamente sin igual en el mundo, y una proporción muy alta de personas con notables conocimientos generales y técnicos, son dos cualidades de la población que favorecen una entre las opciones que se abren: la de avanzar hacia un fortalecimiento del socialismo. Sabemos que será muy difícil: hoy las palabras bullen, pero los hechos renquean. Mas la cultura acumulada nos enseña que el carácter de la Revolución no lo fijó la economía, sino la acción, la voluntad y la abnegación de masas que se organizaron, pelearon y se unieron. Un pueblo que se forjó durante una gesta heroica y vivía casi sin nada, sin empleo, salud pública ni escuelas, entre el descreimiento y la lotería, se volvió capaz de luchar una vez más, y de cantarle a una nueva suerte: “que Cuba premiará nuestro heroísmo”. Mediante la gran Revolución se transformó a sí mismo, se apoderó de su país y asumió el proyecto de futuro más ambicioso.
Lo que entonces fue un gran sueño, hoy es necesidad: solo el socialismo es capaz de brindar suelo para la libertad, la justicia social y la soberanía nacional. Me siento orgulloso de ser hijo de un pueblo que jamás permitirá que la autoridad legítima que hoy ejercen los grandes, sea sucedida por una alianza del despotismo de los pequeños y el imperio del dinero. Porque el dinero no puede reinar solo en una sociedad, esa es una ilusión: tiene que asociarse con un poder. Poseemos una inmensa cultura de liberación acumulada y podemos apelar a instrumentos idóneos para construir y crear: el control de los trabajadores y el pueblo sobre los procesos sociales y las decisiones fundamentales, la entrega real de los esfuerzos y capacidades de cada uno y la ley por sobre todos
A veces me angustia la posibilidad de que se vuelva pequeña la huella que le hicimos al futuro; pero me sobrepongo y continúo en la brecha. Por eso termino con una exhortación que se inspira en el porvenir: que la cultura cubana utilice su maravilloso desarrollo para alimentar bien a todas las personas de Cuba, y fortalecer así los espíritus y las subjetividades que serán decisivos para vencer los desafíos y crear las nuevas realidades tangibles, y que la política que nos guíe sea una cultura para la liberación.
Muchas gracias.

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