sábado, 12 de noviembre de 2011

Voz 86

Voz
La Paz (Bolivia), 12 de noviembre de 2011          Año II          No. 86
 Libertad inmediata para los Cinco héroes cubanos, presos políticos del imperio

Índice
Avanzan la actualización de la economía y de la sociedad en Cuba
Reflexiones del compañero Fidel
La Reunión del G-20
Fidel Castro Ruz
Reflexiones de Fidel
La aplastante victoria de Daniel y el FSLN
Fidel Castro Ruz
Por qué ser marxista hoy
Por: Adolfo Sánchez Vázquez
  
Avanzan la actualización de la economía y de la sociedad en Cuba
Tierras agrícolas concedidas en usufructo a particulares y organización de empresas individuales y/o familiares pequeñas, son las nuevas realidades en la sociedad cubana lo que, antes que restauración del capitalismo (como algunos afirman sin fundamento), se trata de medidas destinadas a producir más, sobre todo alimentos, y que comprende la preservación del socialismo o para que haya más socialismo en este tiempo de bancarrota del sistema de explotación y de opresión capitalista e imperialista, como se demuestra en países europeos, sobre todo, en Grecia.
La entrega en usufructo de tierras labrantías es una institución jurídica que concede al concesionario el derecho de uso, pero no de propiedad sobre ese medio de producción. En Cuba, aproximadamente la mitad de la tierra apta para los cultivos, hasta hace poco, permanecía improductiva, deficiencia notoria que los Lineamientos Económicos y Sociales del Partido y la Revolución plantean enmendar.
Es necesario tener claro que un medio de producción, como es la tierra agrícola, se mantiene como propiedad del Estado socialista cubano porque no se opera ninguna transferencia del derecho de propiedad. El usufructo es, pues, una institución del Derecho Romano, vigente en los países de la región latinoamericana, entre tantos otros.
Los que creen equivocadamente que en Cuba contemporánea la tierra deja de ser del Estado y que particulares se convierten en propietarios de la tierra agrícola están equivocados.
“189. Lograr que la entrega de tierras en usufructo propicie que los resultados productivos se asemejen a los actuales del sector cooperativo y campesino, donde el productor no será un asalariado y dependerá de sus ingresos. Realizar las modificaciones que correspondan al Decreto-Ley 259, para asegurar la continuidad y sostenibilidad en la explotación de las tierras entregadas en usufructo”, se lee en los Lineamientos...
Se advierte que uno de los objetivos de la entrega de la tierra en usufructo es para conseguir una producción agrícola  al menos similar a los volúmenes obtenidos en el régimen cooperativo y de los campesinos como productores independientes.
Además, se trata de emplear, en beneficio del pueblo cubano, las potencialidades de la tierra agrícola para que se satisfaga la demanda de productos agrícolas en la Isla, en el entendido de una parte considerable de esos productos que se consumen en el país hermano son importados, lo que determina una cuantiosa erogación de recursos económicos.
El socialismo, más allá de sus detractores, sirve a la sociedad, a los trabajadores, a todo el pueblo. Y en beneficio de todos ellos la tierra se concede ahora en usufructo para producir más bienes de uso y consumo, más granos para la alimentación.
Y aunque parezca una contradicción, los Lineamientos… tienen los mismos propósitos respecto de las empresas individuales o familiares que también organizan especialmente ex empleados del Estado que, actualmente, se convierten en pequeños propietarios. Estos pequeños propietarios quizá un día o en este momento están interesados en acrecentar sus pertenencias, pero los mismos Lineamientos… señalan claramente que no se permitirá en Cuba la concentración de la propiedad privada en manos de particulares.
Específicamente, el punto 2 de aquellos Lineamientos…, en vigencia y aplicación, determinan:
“02. El modelo de gestión reconoce y promueve, además de la empresa estatal socialista, que es la forma principal en la economía nacional, las modalidades de inversión extranjera previstas en la ley (empresas mixtas, contratos de asociación económica internacional, entre otras), las cooperativas, los agricultores pequeños, los usufructuarios, los arrendatarios, los trabajadores por cuenta propia y otras formas, todas las que, en conjunto, deben contribuir a elevar la eficiencia”.
De esta formulación se desprenden, además, las formas de propiedad existentes ahora en la Mayor de las Antillas, realidad en la que la propiedad es la fundamental e insustituible lo que explica la existencia de aquella forma de sociedad.
Como refuerzo de esa idea es oportuno reproducir una de las definiciones de Fidel sobre el socialismo:
“(…) ¿Qué es el socialismo? Es la posibilidad de emplear de manera óptima los recursos humanos y los recursos naturales en beneficio del pueblo. ¿Qué es el socialismo? —añade el líder máximo de la Revolución cubana—. Es la desaparición de la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción”.
Y frente al riesgo de restablecimiento del capitalismo en Cuba, de lo que alertan incluso militantes de izquierda (con preocupación verdadera), Fidel en una despedida de los bolivianos, en La Paz, cuando se le consultó si las empresas mixtas, encargadas del turismo en su país, serían el mecanismo para la restauración del régimen de explotación y opresión, respondió que existía tal riesgo, pero que los cubanos iban a realizar todo lo que esté a su alcance para que eso no ocurra. Y hasta este momento es verificable que la propiedad socialista sigue como la forma de propiedad predominante en el país hermano.
Más aún, sobre ciertos servicios en Cuba (peluquerías, restaurantes, lustre de calzados) se informa como ejemplos demostrativos de lo que no se debe hacer en el socialismo: cobros dobles de ese personal, es decir, además del sueldo o salario que recibían del Estado, cobraban a los usuarios o cobraban dos veces, a cambio de prontitud y quizá de mayor eficiencia.
En el socialismo un principio es que se paga según el trabajo que cada quien realiza y en ningún caso el doble por el mismo servicio.
Nosotros desde Voz destacamos, además, la radicalidad con la que se buscan soluciones a los problemas del socialismo cubano, previa consulta al pueblo. (Los lineamientos fueron discutidos al menos tres meses, en miles de reuniones, antes de que el VI Congreso del P. Comunista los convierta en políticas que se ejecutan, bajo el control de todo el pueblo y, en particular, de una Comisión especial).
En vano se frotan las manos (en señal de satisfacción), algunos que desde la derecha y lamentablemente desde alguna izquierda, por la presunta restauración del capitalismo en Cuba. No hay tal. Sobre todo debemos ver sin prejuicios que allí el socialismo prevalece y vence, especialmente, ante el imperialismo, el enemigo mortal de nuestros pueblos y, por tanto, del cubano.
Además, confiamos en que aquellos Lineamientos… (actualización para los cubanos y reformas para otros compañeros), se aplican para que haya más socialismo en Cuba.
En Bolivia, otra tarea de los que organizamos la solidaridad con la Revolución cubana y su pueblo es la difusión y asimilación de los alcances reales de los Lineamientos… y hacer un seguimiento fraterno de su aplicación lo que, creemos, es otra forma de nuestro respaldo a la Isla redimida.

Reflexiones del compañero Fidel
La Reunión del G-20
(Tomado de CubaDebate)
Mañana comienza la reunión del G-20, es decir, la de los países más desarrollados y ricos del planeta: Estados Unidos, Canadá, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, y la Unión Europea como entidad aparte con derecho a participar; son los baluartes fundamentales de la OTAN más sus aliados Japón, Corea del Sur, Australia y Turquía en su doble aspecto de país en desarrollo y miembro de la OTAN, así como Arabia Saudita —un gigantesco depósito de petróleo ligero en manos de las transnacionales de occidente, que extraen de allí 9,4 millones de barriles diarios, cuyo valor al precio actual asciende a mil millones de dólares cada día— en un lado de la mesa, y en el otro, un grupo de países con creciente peso económico y político, que de hecho se convierten, por el número de sus habitantes y sus recursos naturales, en una expresión de los intereses de la mayoría de nuestro sufrido y saqueado mundo: la República Popular China, la Federación Rusa, India, Indonesia, Sudáfrica, Brasil, Argentina y México.
España, también aliado de la OTAN, es solo "país invitado".
Se trata de una reunión entre los grandes productores de maquinarias y artículos industriales y los grandes suministradores de materias primas que, a lo largo de medio milenio después de la conquista, fueron colonias europeas y en el último siglo los abastecían de productos agrícolas, minerales y recursos energéticos, víctimas de un despiadado intercambio desigual.
Este oscuro período de la historia viene ocurriendo desde que los descendientes de las tribus bárbaras que poblaron a Europa, "descubrieron" y conquistaron este hemisferio armados de espadas, ballestas y arcabuces.
"Los descubridores", tan apologetizados por el llamado mundo occidental, como si en el continente no viviera una parte de la humanidad desde hacía 40 mil años, albergaban el propósito de buscar una ruta más corta para el comercio con China.
En aquel país, del cual poseían antecedentes a través de los comerciantes de seda y otros valiosos productos apetecidos por la aristocracia y la naciente burguesía europea, habrían encontrado una fabulosa civilización poseedora de lenguaje escrito, arte refinado, agricultura, metales, pólvora y avanzados principios de organización política y militar, incluidos ejércitos con decenas o tal vez cientos de miles de soldados de caballería.
A punto estaban de zozobrar cuando en las proximidades de Cuba, encontraron tierra. Poco después Colón tomó posesión de nuestra Isla en nombre del Rey de España. ¿Habría podido hacer eso si realmente llega a China, como era su propósito? Su error costó a este hemisferio decenas de millones de vidas que se perdieron como consecuencia del reparto de América, en virtud de una bula papal entre dos reinos de la península Ibérica, en los constantes conflictos de su nobleza medieval.
La conquista y la búsqueda de oro y plata costó, como señalaba el genial pintor indio Oswaldo Guayasamín, 70 millones de vidas a los que habitaban el hemisferio, cuna de importantes civilizaciones.
África negra también puede hablar de lo que significó aquella conquista para millones de sus hijos, arrancados y vendidos como esclavos en este hemisferio.
La oligarquía multimillonaria, cuyos Jefes de Estados o Gobiernos se reunirán en Cannes con los representantes de casi 6 mil millones de habitantes que aspiran a una existencia digna para sus pueblos, debieran meditar sobre estas realidades.
Aquellos países pretenden monopolizar las tecnologías y los mercados a través de las patentes, los bancos, los medios más modernos y costosos de transporte, el dominio cibernético de los procesos productivos complejos, el control de las comunicaciones y de los medios masivos de información para engañar al mundo.
Ahora que los habitantes del planeta suman 7 mil millones, los Estados que representan solo a una de cada siete personas, las cuales a juzgar por las protestas masivas en Europa y Estados Unidos no están muy felices, ponen en riesgo la supervivencia de nuestra especie.
¿Podría alguien olvidar que Estados Unidos fue el país que impidió el Acuerdo de Kyoto cuando se disponía de un poco más de tiempo para impedir una catástrofe con el cambio climático que se está produciendo a ojos vista?
Los días 28 y 29 del mes de octubre que acaba de transcurrir, tuvo lugar otra reunión de Jefes de Estados y Gobiernos que integran la Comunidad de Países Iberoamericanos. Entre las calamidades que han tenido que soportar los pueblos de habla española y portuguesa, está el hecho de ser la región del mundo con más desigualdad en la distribución de las riquezas.
El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla viajó de la reunión de la ONU en Nueva York sobre el bloqueo a Cuba, a la capital de Paraguay, donde esta se efectuó. Allí se dijeron cosas de sumo interés con relación a la crisis que sacude a la Comunidad Europea.
El nuevo Primer Ministro de Portugal vertió su amargura con la Unión Europea, cuando afirmó que ésta quedó exhausta y desfondada con el rescate de magnitud récord destinado a Grecia. Podría enfrentar una crisis en Portugal pero quedaría en bancarrota, imposibilitada de socorrer a Italia, la séptima economía mundial, lo que arrastraría a Francia, en cuyos bancos se acumula la mayor parte de la deuda italiana.
Los líderes ibéricos dudan de que el compromiso asumido con Grecia se cumpla y de no cumplirse auguran una crisis más prolongada que la de 1929.
Esta mañana los cables informaban de las duras consecuencias de las lluvias nunca vistas en Tailandia, el mayor exportador de arroz, cuyas ventas se reducirán de 25 millones de toneladas a 19.
En cambio, noticias de que China incrementaba a casi 5 millones de toneladas la producción de cobre metálico, surtió efectos considerables.
Sin embargo, mientras Estados Unidos conserva intacto el poder de veto en el Fondo Monetario Internacional, a China se le niega en ese organismo el simple derecho de aprobar al Yuan como moneda convertible. ¿Cuánto tiempo durará esa tiranía?
Es a través de ese cristal que debemos analizar cada palabra que se pronuncie en la Cumbre del G-20.
Fidel Castro Ruz
Noviembre 2 de 2011

8 y 54 p.m.

Reflexiones de Fidel
La aplastante victoria de Daniel y el FSLN
Publicado el 10 noviembre 2011
Hace 72 horas, el domingo 6 de noviembre hubo una elección general, en la que Daniel Ortega y el FSLN de Nicaragua obtuvieron una aplastante victoria.
Quiso el azar, que al otro día se cumpliera el 94 aniversario de la gloriosa Revolución Socialista Soviética. Páginas imborrables de la historia fueron escritas por obreros, campesinos y soldados rusos, y el nombre de Lenin brillará siempre entre los hombres y mujeres que sueñan con un destino justo para la humanidad.
Estos temas que son cada vez más complejos, y nunca serán suficientes los esfuerzos que se inviertan para educar a las nuevas generaciones. Dedico hoy por ello, un espacio para comentar este hecho, en medio de tantos que ocurren diariamente en el planeta y de los que llegan noticias por un número creciente de vías apenas imaginadas hace unas décadas.
Debo decir que las elecciones en Nicaragua fueron al estilo tradicional y burgués, que nada tiene de justo o equitativo, ya que los sectores oligárquicos, de carácter antinacional y proimperialistas disponen como norma del monopolio de los recursos económicos y publicitarios, que en general, y de modo especial en nuestro hemisferio, están al servicio de los intereses políticos y militares del imperio, lo cual resalta la magnitud de la victoria sandinista.
Es una verdad que se conoce bien en nuestra Patria desde que Martí cayó en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895, para “impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”. No nos cansaremos nunca de repetirlo, especialmente después que nuestro pueblo ha sido capaz de soportar duramente medio siglo de bloqueo económico sostenido y las más brutales agresiones de ese imperio.
No es sin embargo el odio lo que mueve a nuestro pueblo, son las ideas. De ellas nació nuestra solidaridad con el pueblo de Sandino, el General de hombres libres, cuyos hechos leíamos con admiración, cuando hace ya más de 60 años éramos estudiantes universitarios y sin las maravillosas perspectivas culturales de los que dentro de pocos días, junto a los de la enseñanza media, participarán en lo que ya es hermosa tradición: el Festival Universitario del Libro y la Lectura.
La muerte heroica del héroe nicaragüense que luchó contra los ocupantes yankis de su territorio, fue siempre una fuente de inspiración para los revolucionarios cubanos. Nada tiene de extraño, nuestra solidaridad con el pueblo nicaragüense, expresada desde los primeros días del triunfo revolucionario en Cuba, el 1 de Enero de 1959.
El diario Granma nos recordaba ayer día 8 la caída heroica en noviembre de 1976, apenas dos años y medio antes del triunfo, del fundador del FSLN Carlos Fonseca Amador, “tayacán vencedor de la muerte”, como dice una bella canción escrita en su memoria “novio de la Patria Rojinegra, Nicaragua entera te grita presente”.
A Daniel lo conozco bien; nunca adoptó posiciones extremistas y fue siempre invariablemente fiel a principios básicos. Responsabilizado con la Presidencia a partir de una dirección política colegiada, se caracterizó por su conducta respetuosa ante los puntos de vista de los compañeros de tendencias surgidas dentro del Sandinismo en determinada etapa de la lucha antes del triunfo. Se convirtió así en un factor de unidad entre los revolucionarios y sostuvo constantes contactos con el pueblo. A eso se debió la gran ascendencia que adquirió entre los sectores más humildes de Nicaragua.
La profundidad de la Revolución Sandinista le ganó el odio de la oligarquía nicaragüense y el imperialismo yanki.
Los crímenes más atroces se llevaron a cabo contra su país y su pueblo, en la guerra sucia que Reagan y Bush promovieron desde la presidencia y la Agencia Central de Inteligencia.
Numerosas bandas contrarrevolucionarias fueron organizadas, entrenadas y suministradas por ellos; el tráfico de drogas se convirtió en instrumento de financiación de la contrarrevolución y decenas de miles de armas introducidas en el país ocasionaron la muerte o la mutilación de miles de nicaragüenses.
Los sandinistas mantuvieron las elecciones en medio de aquella desigual e injusta batalla.
A esta situación se añadió el derrumbe del campo socialista, la inminente desintegración de la URSS y el inicio del Periodo Especial en nuestra Patria. En tan difíciles circunstancias y a pesar del apoyo mayoritario del pueblo nicaragüense, expresado en todos los sondeos de opinión, se hizo imposible una elección victoriosa.
El pueblo nicaragüense se vio obligado a soportar nuevamente casi 17 años de gobiernos corrompidos y proimperialistas. Los índices de salud, alfabetización y justicia social instaurados en Nicaragua, comenzaron a descender dolorosamente. No obstante, los revolucionarios sandinistas bajo la dirección de Daniel continuaron su lucha a lo largo de aquellos amargos años, y de nuevo el pueblo recuperó el gobierno, aunque en condiciones sumamente difíciles que exigían el máximo de experiencia y sabiduría política.
Cuba continuaba bajo el brutal bloqueo yanki, sufriendo además las duras consecuencias del Periodo Especial y la hostilidad de uno de los peores asesinos que ha gobernado a Estados Unidos, George W. Bush, el hijo del padre que había promovido la guerra sucia en Nicaragua, la libertad del terrorista Posada Carriles para distribuir armas entre los contrarrevolucionarios de Nicaragua e indultó a Orlando Bosch, el otro autor del Crimen de Barbados.
Una nueva etapa se iniciaba sin embargo en nuestra América con la Revolución Bolivariana en Venezuela y el ascenso al poder en Ecuador, Bolivia, Brasil, Uruguay, Argentina y Paraguay, de gobiernos comprometidos con la independencia y la integración de los pueblos latinoamericanos.
Con satisfacción puedo afirmar además, que la solidaridad de Cuba con la patria de Sandino jamás cesó en el campo de la solidaridad política y social. Debo señalar con toda justicia que Nicaragua fue de los países que mejor utilizó la colaboración de Cuba en la salud y la educación.
Los miles de médicos que han prestado sus servicios en ese heroico país hermano, se sienten realmente estimulados por el excelente uso y el empleo que los sandinistas han dado a sus esfuerzos. Lo mismo puede afirmarse con relación a los miles de maestros que un día en la primera fase del proceso mandaron a las más apartadas montañas para enseñar a leer y escribir a los campesinos. Hoy las experiencias educativas en general, y de modo especial las prácticas de la enseñanza médica derivada de la Escuela Latinoamericana de Medicina, donde se forman miles de excelentes médicos, han sido trasladadas a Nicaragua. Tales realidades constituyen un excelente estímulo para nuestro pueblo.
Estos detalles que menciono no constituyen más que un ejemplo del fecundo esfuerzo de los revolucionarios sandinistas en pro del desarrollo de su Patria.
Lo fundamental del papel de Daniel y la razón a mi juicio de su aplastante victoria, es que nunca se apartó de los contactos con el pueblo y la incesante lucha por su bienestar.
Es hoy un líder verdaderamente experimentado que fue capaz de manejar situaciones complejas y difíciles a partir de los años en que su país estuvo de nuevo bajo la égida del capitalismo rapaz. Sabe manejar problemas complicados de forma inteligente, lo que puede o no puede, lo que debe o no debe hacer para garantizar la paz y el avance sostenido del desarrollo económico y social del país. Conoce muy bien que a su pueblo heroico y valiente debe la arrolladora victoria, por su amplia participación y casi dos tercios de los votos a su favor. Fue capaz de vincularse estrechamente con los obreros, los campesinos, los estudiantes, los jóvenes, las mujeres, los técnicos, los profesionales, los artistas y todos los sectores y fuerzas progresistas que sostienen y hacen avanzar al país. Es a mi criterio muy correcto el llamamiento a todas las fuerzas políticas democráticas dispuestas a trabajar por la independencia y el desarrollo económico y social del país.
En el mundo actual los problemas son sumamente complejos y difíciles. Pero mientras el mundo exista los países pequeños podemos y debemos ejercer nuestros derechos a la independencia, la cooperación, el desarrollo y la paz.
Fidel Castro Ruz
Noviembre 9 de 2011
8 y 12 p.m.

Por qué ser marxista hoy
Por: Adolfo Sánchez Vázquez (Fecha publicación:17/09/2004)
Discurso pronunciado al ser investido doctor honoris causa por la Universidad de La Habana.
Distinguidos miembros del Consejo Universitario de la Universidad de La Habana.
Doctor Juan Vela Valdés, rector de esta universidad,
Profesores y estudiantes,
Compañeros y amigos:
La decisión del Consejo Universitario de la Universidad de La Habana de otorgarme el grado de doctor honoris causa, me ha conmovido tan profundamente que la expresión de mi agradecimiento resultaría pobre e insuficiente. Pero no puedo dejar de decir que tan alta y honrosa distinción la aprecio, sobe todo, por provenir de una institución universitaria que, junto a sus elevadas contribuciones académicas, tanto ha dado al realce y a la realización de los valores que más podemos estimar: la verdad, la justicia, la dignidad humana, así como la soberanía nacional, la solidaridad, la convivencia pacífica y el respeto mutuo entre los pueblos.
Pero a este agradecimiento institucional, quisiera agregar el personal por la fraternal, lúcida y bella laudatio de quien —Roberto Fernández Retamar— me siento, desde hace ya casi 40 años, no sólo compañero de ideas y esperanzas y admirado lector de su admirable obra poética, sino también persistente seguidor de su conducta intelectual y política al frente de una institución tan consecuente con la digna e inquebrantable política antiimperialista de la Revolución Cubana como La Casa de las Américas, a la que tanto debemos los intelectuales de este continente y del Caribe por su defensa ejemplar y constante enriquecimiento de la cultura latinoamericana.
I
A continuación voy a dedicar mi discurso de investidura a la obra que tan generosamente se reconoce con el grado de doctor honoris causa. Y, por supuesto, no para juzgarla, pues yo sería el menos indicado para ello, sino para reivindicar el eje filosófico, político y moral en torno al cual ha girado toda ella: o sea, el marxismo. Pero no sólo el marxismo como conjunto de ideas, sino como parte de la vida misma, o más exactamente: de ideas y valores que han alentado la lucha de millones de hombres que han sacrificado en ella su tranquilidad y, en muchos casos, su libertad e incluso la vida.
Ahora bien, ¿por qué volver, en estos momentos, sobre este eje, fuente o manantial teórico y vital? Porque hoy, más que en otros tiempos, se pone en cuestión la vinculación entre sus ideas y la realidad, entre su pensamiento y la acción.
Cierto es que el marxismo siempre ha sido no sólo cuestionado, sino negado por quienes, dados su interés de clase o su privilegiada posición social, no pueden soportar una teoría crítica y una práctica encaminadas a transformar radicalmente el sistema económico-social en el que ejercen su dominio y sus privilegios. Pero no es éste el cuestionamiento que ahora tenemos en la mira, sino el que cala en individuos o grupos sociales, ciertamente perplejos o desorientados, aunque no están vinculados necesariamente con ese interés de clase o privilegiada posición social. Esta perplejidad y desorientación, que se intensifica y amplía bajo el martilleo ideológico de los medios masivos de comunicación, sobre todo desde el hundimiento del llamado 'socialismo real', constituye el caldo de cultivo del cuestionamiento del marxismo, que puede condensarse en esta lacónica pregunta: ¿se puede ser marxista hoy? O con otras palabras: ¿tiene sentido en el alba del siglo XXI pensar y actuar remitiéndose a un pensamiento que surgió en la sociedad capitalista de mediados del siglo XIX?
Ahora bien, para responder a esta pregunta habría que tener una idea, por mínima que sea, de lo que entendemos por marxismo, dada la pluralidad de sus interpretaciones. Pues bien, teniendo esto presente, y sin pretender extender certificados de 'pureza', se puede entender por él -con base en el propio Marx- un proyecto de transformación del mundo realmente existente, a partir de su crítica y de su interpretación o conocimiento. O sea: una teoría y una práctica en su unidad indisoluble. Por tanto, el cuestionamiento que se hace del marxismo y se cifra en la pregunta de si se puede ser marxista hoy, afecta tanto a su teoría como a su práctica, pero -como trataremos de ver- más a ésta que a aquélla.
II
En cuanto teoría de vocación científica, el marxismo pone al descubierto la estructura del capitalismo, así como las posibilidades de su transformación inscritas en ella, y, como tal, tiene que asumir el reto de toda teoría que aspire a la verdad: el de poner a prueba sus tesis fundamentales contrastándolas con la realidad y con la práctica. De este reto el marxismo tiene que salir manteniendo las tesis que resisten esa prueba, revisando las que han de ajustarse al movimiento de lo real o bien abandonando aquellas que han sido invalidadas por la realidad. Pues bien, veamos, aunque sea muy sucintamente, la situación de algunas de sus tesis básicas con respecto a esa triple exigencia.
Por lo que toca a las primeras, encontramos tesis que no sólo se mantienen, sino que hoy son más sólidas que nunca, ya que la realidad no ha hecho más que acentuar, ahondar o extender lo que en ellas se ponía al descubierto. Tales son, para dar sólo unos cuantos ejemplos, las relativas a la naturaleza explotadora, depredadora, del capitalismo; a los conceptos de clase, división social clasista y lucha de clases; a la expansión creciente e ilimitada del capital que, en nuestros días, prueba fehacientemente la globalización del capital financiero; al carácter de clase del Estado; a la mercantilización avasallante de toda forma de producción material y espiritual; a la enajenación que alcanza hoy a todas las formas de relación humana: en la producción, en el consumo, en los medios masivos de comunicación, etcétera, etcétera.
En cuanto a las tesis o concepciones que habría que revisar para ajustarlas al movimiento de lo real, está la relativa a las contradicciones de clase que, sin dejar de ser fundamentales, tienen que conjugarse con otras importantes contradicciones en la sociedad actual: nacionales, étnicas, religiosas, ambientales, de género, etcétera. Y por lo que toca a la concepción de la historia hay que superar el dualismo que se da en los textos de Marx, entre una interpretación determinista e incluso teleológica, de raíz hegeliana, y la concepción abierta según la cual 'la historia la hacen los hombres en condiciones determinadas'. Y que, por tanto, depende de ellos, de su conciencia, organización y acción, que la historia conduzca al socialismo o a una nueva barbarie. Y están también las tesis, que han de ser puestas al día acerca de las funciones del Estado, así como las del acceso al poder, cuestiones sobre las cuales ya Gramsci proporcionó importantes indicaciones.
Finalmente entre las tesis o concepciones de Marx y del marxismo clásico que hay que abandonar, al ser desmentidas por el movimiento de la realidad, está la relativa al sujeto de la historia. Hoy no puede sostenerse que la clase obrera sea el sujeto central y exclusivo de la historia, cuando la realidad muestra y exige un sujeto plural, cuya composición no puede ser inalterable o establecerse a priori. Tampoco cabe sostener la tesis clásica de la positividad del desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas, ya que este desarrollo minaría la base natural de la existencia humana. Lo que vuelve, a su vez, utópica la justicia distributiva, propuesta por Marx en la fase superior de la sociedad comunista con su principio de distribución de los bienes conforme a las necesidades de cada individuo, ya que ese principio de justicia presupone una producción ilimitada de bienes, 'a manos llenas'.
En suma, el marxismo como teoría sigue en pie, pero a condición de que, de acuerdo con el movimiento de lo real, mantenga sus tesis básicas -aunque no todas-, revise o ajuste otras y abandone aquéllas que tienen que dejar paso a otras nuevas para no quedar a la zaga de la realidad. O sea, en la marcha para la necesaria transformación del mundo existente, hay que partir de Marx para desarrollar y enriquecer su teoría, aunque en el camino haya que dejar, a veces, al propio Marx.
III
Ahora bien, reafirmada esta salud teórica del marxismo, hay que subrayar que éste no es sólo, ni ante todo una teoría, sino fundamental y prioritariamente, una práctica, pues recordemos, una vez más, que 'de lo que se trata es de transformar el mundo' (Tesis XI sobre Feuerbach de Marx). Pues bien, si de eso se trata, es ahí, en su práctica, donde la cuestión de si tiene sentido ser marxista hoy, ha de plantearse en toda su profundidad.
Pues bien, considerando el papel que el marxismo ha desempeñado históricamente, desde sus orígenes, al elevar la conciencia de los trabajadores de la necesidad y posibilidad de su emancipación, y al inspirar con ello tanto sus acciones reivindicativas como revolucionarias, no podría negarse fundamentalmente su influencia y significado histórico-universal. Ciertamente, puede afirmarse sin exagerar, que ningún pensamiento filosófico, político o social ha influido, a lo largo de la historia de la humanidad, tanto como el marxismo en la conciencia y conducta de los hombres y de los pueblos.
Para encontrar algo semejante habría que buscarlo fuera de ese pensamiento, no en el campo de la razón, sino en el de la fe, propio de las religiones como budismo, cristianismo o islamismo, que ofrecen una salvación ilusoria de los sufrimientos terrenales en un mundo supraterreno. Para el marxismo, la liberación social, humana, hay que buscarla aquí y desde ahora con la razón y la práctica que han de conducir a ella.
Aunque sólo fuera por esto, y el 'esto' tiene aquí una enorme dimensión, el marxismo puede afrontar venturosamente su cuestionamiento en el plano de práctica encaminada a mejorar las condiciones de existencia de los trabajadores, así como en las luchas contra los regímenes autoritarios o nazifascistas o por la destrucción del poder económico y político burgués. Los múltiples testimonios que, con este motivo, podrían aportarse favorecen esta apreciación positiva de su papel histórico-práctico, sin que éste signifique, en modo alguno, ignorar sus debilidades, sombras o desvíos en este terreno, ni tampoco las aportaciones de otras corrientes políticas o sociales: demócratas radicales, socialistas de izquierda, diferentes movimientos sociales, o de liberación nacional, anarquistas, teología de la liberación, etcétera.
IV
La cuestión se plantea, sobre todo, con respecto a la práctica que, en nombre del marxismo, se ejerció después de haberse abolido las relaciones capitalistas de producción y el poder burgués, para construir una alternativa al capitalismo: el socialismo. Ciertamente, nos referimos a la experiencia histórica, que se inaugura con la Revolución Rusa de 1917, que desembocó en la construcción de la sociedad que posteriormente se llamó el 'socialismo real'. Un 'socialismo' que se veía a sí mismo, en la ex Unión Soviética, como la base, ya construida, del comunismo diseñado por Marx en su Crítica del programa de Gotha.
Sin entrar ahora en las causas que determinaron el fracaso histórico de un proyecto originario de emancipación, al pretender realizarse, puede afirmarse: primero, que, no obstante los logros económicos, sociales y culturales alcanzados, condujo a un régimen económico, social y político atípico —ni capitalista ni socialista—, que representó una nueva forma de dominio y explotación. Segundo: que ese 'socialismo' significó, no obstante, un dique a la expansión mundial del capitalismo, aunque es evidente también que con su derrumbe la bipolaridad en la hegemonía mundial dejó paso a la unipolaridad del capitalismo más depredador, concentrada en el imperio de Estados Unidos. Y tercero: que la opción por, y las esperanzas, en la alternativa social del socialismo quedaron sumamente reducidas o cegadas, así como las del marxismo que la inspiró y fundamentó. A ello contribuyó decisivamente la identificación falsa e interesada del 'socialismo real' con todo socialismo posible y la del marxismo con la ideología soviética que lo justificó.
V
Puesto que no es tan fácil negar el carácter liberador, emancipatorio, del pensamiento de Marx y del marxismo clásico, los ideólogos más reaccionarios, pero también más perspicaces del capitalismo, tratan de sostener la imposibilidad de la realización del socialismo. Y para ello recurren a diversas concepciones idealistas del hombre, la historia y la sociedad. Unas veces apelan a una supuesta naturaleza humana inmutable -egoísta, competitiva-, propia en verdad del homo economicus capitalista, incompatible con la fraternidad, solidaridad y cooperación indispensable en una sociedad socialista. Otras veces se valen de la concepción teleológica de la historia que decreta —muy hegelianamente— la inviabilidad del socialismo al llegar aquélla a su fin con el triunfo del capitalismo liberal, o más exactamente neoliberal.
También se recurre a la idea fatalista de que todo proyecto emancipatorio, al realizarse se degrada o desnaturaliza inevitablemente. Y, por último, se echa mano del 'pensamiento débil' o posmoderno para el cual la falta de fundamento o razón de lo existente invalida toda causa o proyecto humano de emancipación.
Como es fácil advertir, en todos estos casos se persigue o alimenta el mismo fin: confundir las conciencias, desmovilizarlas y cerrar así el paso a la organización y la acción necesarias para construir una alternativa social al capitalismo y, por tanto, a todo pensamiento que —como el marxista— contribuya a ella.
VI
Ahora bien, aun reconociendo la falsedad de los supuestos ideológicos en que se apoyan estos intentos descalificadores, así como los intereses de clase que los promueven, es innegable que, a raíz del hundimiento del 'socialismo real', se da un descrédito de la idea de socialismo y un declive de la recepción y adhesión al marxismo. Y ello cuando la alternativa al capitalismo, en su fase globalizadora, se ha vuelto más imperiosa no sólo porque sus males estructurales se han agravado, sino también porque al poner el desarrollo científico y tecnológico bajo el signo del lucro y la ganancia, amenaza a la humanidad con sumirla en la nueva barbarie de un holocausto nuclear, de un cataclismo geológico o de la supeditación de los logros genéticos al mercado.
De tal manera que, en nuestros días, el agresivo capitalismo globalizador hegemonizado por Estados Unidos, al avasallar, con sus guerras preventivas, la soberanía y la independencia de los pueblos, al hacer añicos la legalidad internacional, al volver las conquistas de la ciencia y la técnica contra el hombre y al globalizar los sufrimientos, humillaciones y la enajenación de los seres humanos, atenta no sólo contra las clases más explotadas y oprimidas y contra los más amplios sectores sociales, sino también contra la humanidad misma, lo que explica el signo anticapitalista de las recientes movilizaciones contra la guerra y de los crecientes movimientos sociales altermundistas en los que participan los más diversos actores sociales.
La emancipación social y humana que el marxismo se ha propuesto siempre pasa hoy necesariamente por la construcción del dique que detenga esta agresiva y antihumana política imperial estadounidense. Pues bien, en la construcción de ese dique al imperialismo que tantos sufrimientos ha infligido al pueblo cubano, está hoy sin desmayo, como siempre, y fiel a sus orígenes martianos, la Revolución Cubana.
VII
Llegamos al final de nuestro discurso con el que pretendíamos responder a la cuestión de si se puede ser marxista hoy. Y nuestra firme respuesta al concluir, es ésta: puesto que una alternativa social al capitalismo -como el socialismo- es ahora más necesaria y deseable que nunca, también lo es, por consiguiente, el marxismo que contribuye —teórica y prácticamente— a su realización. Lo cual quiere decir, a su vez, que ser marxista hoy significa no sólo poner en juego la inteligencia para fundamentar la necesidad y posibilidad de esa alternativa, sino también tensar la voluntad para responder al imperativo político-moral de contribuir a realizarla.
Por último, reitero mi más profundo agradecimiento a la Universidad de La Habana, porque con la alta distinción que me otorga, me da un vigoroso impulso para continuar, en su tramo final, la obra que ha tenido y tiene como eje teórico y vital al marxismo.

De la Redacción:
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Responsables de esta edición de Voz 86: 
Yuri Aguilar Dávalos
y Remberto Cárdenas Morales

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